Uno de los problemas intrínsecos del medio rural español, a partir de mediados del siglo XX, es su paulatina despoblación. El problema se agudiza en ciertas zonas de Aragón o Castilla-León, donde no llegan a 10 habitantes por km2. Pero no hay que irse a Teruel o Soria para formar parte de la llamada “España vaciada”. El problema está a la puerta de la esquina, pues si seguimos con la tendencia actual de pérdida de población en las zonas de montaña del llamado Paraíso Interior giennense, ya forma parte de ese club de futuro dudoso.
En el caso concreto del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas -la “joya de la Corona” del patrimonio medioambiental andaluz y mayor espacio protegido de la Península Ibérica- el tema es más que preocupante. Tomando como ejemplo cuatro municipios serranos, dos de la Comarca de Cazorla y otros dos de la de Segura, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la pérdida de población en lo que llevamos de siglo XXI, es la siguiente: